Esta semana ha sido movida para algunas empresas españolas del mundo on-line.
El conflicto entre eDreams Odigeo por un lado y Iberia y British Airways por otro ha saltado hasta los diarios más sesudos en temas económicos como el Wall Street Journal, que publicó el lunes pasado las repercusiones que esta guerra estaba teniendo en la cotización de eDreams, con caídas de hasta el 59% en su cotización en bolsa. El origen del problema estaba en la forma que eDreams tiene de ofertar sus billetes, no mostrando el precio final hasta el momento de formalizar la compra, intentando, quiero entender, que el comprador acepte (de buena o mala gana, pero acepte) esos euros de más sin abandonar la web maldiciendo en voz alta las tasas de aeropuerto, la segunda maleta, el pago con tarjeta y todos los cargos sorpresas que ya conocemos. Más adelante negociaron y la situación volvió a su normalidad, pero yo recomendaría a eDreams reflexionar sobre la situación que ha vivido, y sobre la que volverá a vivir, porque las compañías seguro que han tomado nota de hasta donde pueden apretar.
También hemos visto la agonía de Softonic, una de las start-ups bandera en Barcelona, obligada a presentar un expediente de regulación de empleo (primero del 50% de su plantilla, pero no acabará aquí probablemente) a causa de la fulminante caída en sus ingresos por publicidad, provocados por la decisión de Google de no indexar su portal web. Aunque este punto no está del todo claro según algunos comentarios en la red. La reciente entrada del fondo General Partners en el capital de la compañía y su más que posible presión para aumentar el beneficio ha hecho que la experiencia de usuario en el portal empeore. Ahora encuentras publicidad escondida en forma de botones, por ejemplo. El usuario, que no es tonto, va menos donde no le tratan bien.
Mi argumento es que estos dos negocios deberían de ser rentables independientemente de que les indexaran mejor o peor los motores de búsqueda. Su valor añadido debería de estar en dar la mejor comparativa de billetes, o la descarga más segura y placentera posible, y no basarlo tanto en los ingresos en publicidad, dejando de lado la comparativa que pasa a ser mala o falsa, y la descarga, que pasa a instalarte cosas que no deseas. Imagina un restaurante que sólo es rentable si aparece en la primera página de la guía Michelin porque vive de que vaya mucha gente a visitarlo, y no cuida la calidad de sus platos… ¿no es ridículo? Pues esto se aplica también en los negocios online.